Título original: Kate
Año: 2021
Duración: 106 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Cedric Nicolas-Troyan
Con: Mary Elizabeth Winstead, Woody Harrelson, Tadanobu Asano, Michiel Huisman, Miyavi, Jun Kunimura, Miku Martineau
Grado: C+
Reseña: Hugo C
Supongo que hoy en día las películas de Netflix son lo que otrora eran las películas "hechas para la televisión", aunque a lo mejor sea más correcto decir que son las herederas de las straight-to-DVD, es decir, las películas clase B (con suerte) que se lanzaban directamente a DVD, sin haber pasado por sala cinematográfica alguna, o, si vamos más atrás en el tiempo, podríamos equiparar a las de Netflix con esas películas que nos ponían en los cines en continuado junto a alguna película buena, para redondear la oferta del 2 por 1. Siempre: una película buena y una de medio pelo, ambas en estado deplorable tras haber recorrido el circuito de exhibición. Pero eran dos películas, la entrada costaba al menos la mitad de lo habitual y además, al ser en continuado, uno podía entrar a la sala en cualquier momento y ver la mismas películas dos, tres veces o incluso más.
Ese tipo de películas suele tener actores decentes, dobles de riesgo experimentados, buenos efectos especiales y un buen manejo de la cámara. Eso sí, no se les cae una idea ni por error. Son como esos ordenadores que uno arma para salir del paso: el procesador es de medio pelo, la memoria RAM es de dudosa procedencia, pero cumple, hasta ahí. Uno ve la película, se distrae, la olvida por completo a los diez minutos de haber terminado de verla.
Caso en punto: Kate (2021) cuenta con los talentos de Mary Elizabeth Winstead y Woody Harrelson en los papeles principales, y es una película que hasta cierto punto entretiene y se deja ver, pero es imposible que uno, mientras la ve, no vaya compilando mentalmente una lista de películas en las que ya ha visto tal o cual circunstancia, tal o cual diálogo, tal o cual coreografía. Richard Roeper menciona a John Wick (2014), Die Hard (1988), Collateral (2004) y Kill Bill (2003), pero sin duda hay algunas (o muchas) más que no mencionó por pudor; la más obvia, a mi juicio, es D.O.A. (1988), seguida por The Bourne Supremacy (2004) y por qué no Leon (1994) o incluso La Femme Nikita (1992).
Kate (Mary Elizabeth Winstead) es una asesina a sueldo que, debido a un incidente sucedido durante una ejecución, decide retirarse. Se le informa que para poder retirarse deberá realizar un último trabajo, y ella accede. Pero al momento de apretar el gatillo se da cuenta de que ha sido envenenada. Un informe médico confirma que la radiación la está matando y le quedan sólo 24 horas de vida, así que Kate decide dedicar esas horas a rastrear a los responsables y cargárselos antes de morir: un último trabajo, por cuenta de la casa.
Para quienes no hemos estado viviendo dentro de un huevo hasta hace 24 horas, la película carece de toda sorpresa. Verla es como viajar en el metro de Madrid haciendo un trayecto familiar: ya sabemos que la próxima estación es Pinar del Rey, y luego, Mar de Cristal. Si nos muestran que la protagonista tiene un mentor, y que se llevan bien desde siempre pero quien interpreta el personaje es un actor que suele hacer tanto de bueno como de villano –y que además es la única cara reconocible además de la protagonista–, ya sabemos con quién terminará enfrentándose en los últimos minutos.
Aunque reconozcamos que en Kate no hay buenos y malos, sino malos y peores. (Hasta la nenita es un poco turra.) Caso en punto, el incidente inicial. Kate tiene que matar a un tipo, y no tiene problema alguno con eso, pero hete aquí que el tipo aparece inesperadamente acompañado de su hijita, y ahí le salta la térmica a la tipa. Ojo, nadie le pide que se cargue a la nenita, sólo al padre, pero Kate se resiste y tras la ejecución queda tan traumada que un año más tarde ya hizo los trámites para la jubilación anticipada en el sindicato de asesinos con escrúpulos.
Posiblemente Kate sea una buena película para ver con amigos, tomando una cerveza, comiendo pizza y prestándole poca atención. De no ser así, tal vez convenga verla con un lápiz y un trozo de papel, tomando nota de las películas que nos van viniendo a la mente conforme pasan las escenas. En cualquier caso, no recomiendo hacer uno de esos juegos en los que uno se emboca un trago cada vez que encuentra una escena o planteo tomado de otra película mejor que ésta, a menos que queramos terminar en la guardia de un hospital.